ATRÁS

Los Aposentos de la Reina del Cielo

 

 

El Concilio de Trento

    A principios del siglo XVI tendrá lugar en Europa una transformación del orden religioso, que causará una profunda revolución en el seno de la Iglesia Católica y, cuyas consecuencias han llegado a nuestros días.

    El Concilio de Trento realizado entre 1545 y 1563, intentaría poner orden a todo ello, pretendiendo ser la renovación definitiva que necesitaba la Iglesia Católica del siglo XVI, a la vez que se convertía en la principal respuesta al recién surgido protestantismo.

    Una reforma como la tridentina, no sólo afectaría al mundo religioso sino que sus repercusiones llegarían a afectar a toda la vida de la época. El arte para Trento sería usado como una forma de ir en contra de lo postulado en la Reforma Protestante, a la vez que se convertía en un arte “de propaganda” del espíritu contrarreformista, en una forma de enseñar por los sentidos.

    Como consecuencia de todo ello, tendría lugar la aparición de nuevos espacios arquitectónicos cuya finalidad sería albergar dos aspectos del culto católico profundamente diferenciadores con respecto al protestantismo: el culto a la eucaristía y el culto a la Virgen.

    Se quiere crear un lugar que acerque al fiel a esta divinidad, consecuencia de ello será la aparición de las capillas sacramentales y los camarines, destinados a albergar la Sagrada Forma, y la imagen de la Virgen respectivamente.

 El Camarín de La Merced de Herencia

   Con este tipo de construcciones se pretendía crear un espacio de  carácter mágico y sagrado que serviría  de “contenedor” y expositor de la imagen de la Virgen creando la cámara de la reina del cielo, un lugar totalmente íntimo de muy difícil acceso.

    La actual imagen de la Virgen llegó el 23 de septiembre de 1940, justo para que fuera venerada por el pueblo de Herencia al día siguiente, en el día de su fiesta, de tal manera que ya con antelación a la llegada de la imagen, en agosto de ese mismo año, se habían puesto en marcha trabajos de remodelación dentro del camarín de la Virgen situado justo detrás del altar mayor, con la finalidad de rebajar el piso y darle acceso desde el presbiterio, con escalera de subida por el lado de la epístola y de bajada por el del evangelio1.

    El carácter ascensional y de misterio es algo que se pretende conseguir en todos los camarines, por ello, en el caso del camarín de Herencia el acceso al mismo se realiza mediante una escalera con la intención de crear una sensación de subida desde el mundo terrenal hacia otro de carácter celestial, en el cual se encuentran los aposentos de la Virgen, a la vez que en todo momento se mantiene cierto alo de misterio, gracias a la curva que describe la escalera, y que nos impide ver hacia donde nos dirigimos.

    Una vez en el camarín, nos sorprende una peculiaridad, y es que carece de ventana que lo ilumine probablemente debido a las reformas que se produjeron en los años cuarenta. Este hecho es importante, pues algo fundamental en las tipologías de estas arquitecturas será la existencia de un transparente situado justo detrás de la imagen de la Virgen, para que con las primeras luces del día esta sea iluminada por los rayos del sol creando alrededor de ella un alo de misterio y majestuosidad, que la dote de un sentido mágico y celestial.


    Otra peculiaridad del camarín reside en el ciclo iconográfico con el cual están decoradas sus paredes. Normalmente, los camarines a pesar de estar dedicados a una imagen concreta, en todos ellos se suele representar el ciclo iconográfico dedicado a la Virgen, empero en este caso las paredes están decoradas con imágenes relativas a la iconografía mercedaria.

 Las imágenes del camarín

    Las escenas de las escaleras fueron realizadas en el año 1962 por Aparicio, que según se cree era un vecino de la localidad. Dichas pinturas son dos grandes murales que cubre tanto las paredes de ascenso al camarín como las de descenso, y que no siguen ningún ciclo iconográfico concreto, ni representan alguna escena particular dentro de la iconografía mercedaria.

    En la escalera de acceso  al camarín se puede ver la representación de un coro de religiosos mercedarios, que vestidos con el hábito blanco característico de la orden, guardan una actitud orante, mientras que otro de sus hermanos de Orden se encuentra arrodillado ante la aparición celestial de un ángel, al cual le ofrece un puñado de grilletes símbolo de la labor redentora de la Orden de la Merced.

    Por su parte la escalera de descenso está decorada mediante un mural de colores ocres y apagados en el cual se aprecia a un joven arrodillado que mira extasiado la aparición celestial de multitud de cruces.

    La habitación de la reina de los cielos está decorada con tres pinturas murales realizadas en 1961 por J Gallardo, siguiendo en esta ocasión el ciclo iconográfico mercedario tradicional, de tal manera que se pueden identificar fácilmente cada una de las escenas allí representadas.

    En primer lugar nos encontramos representada la Visión del olivo2 según la cual, San Pedro Nolasco, en el verano de 1218, tuvo un sueño en el que veía como unos hombres intentaban talar un olivo, el cual sorprendentemente en lugar de caer crecía más y más. San Pedro Nolasco se quedó muy confuso tras esta visión, y cuenta la mitología mercedaria, que al poco tiempo de tenerla se le apareció la Virgen y le explicó que el olivo era el reflejo de la Iglesia, mientras que los hombres que intentan dañar el árbol eran infieles que intentan destruirla, y que por ello él, tendría que fundar una nueva Orden que protegiera la Iglesia y la engrandeciera.

    En otra de las escenas de esta estancia se puede observar la representación de un coro de ángeles que vestidos con el hábito blanco mercedario y con el breviario en las manos, estaban siendo dirigidos en la oración de maitines por la propia Virgen.

    Este hace alusión a un episodio de la vida de San Pedro Nolasco, en el cual, tras despertarse tarde para el rezo de maitines, acudió rápidamente al coro donde observó que los ángeles y la Virgen habían ocupado el puesto de los frailes en las oraciones.

    De esta forma, y con el fin de recordar este episodio, a partir de ese momento, los mercedarios colocan en la cabecera de sus coros una imagen de la Conmemorada, es decir, de la Virgen de la Merced, con el breviario en las manos3.

    Por último, entre estas dos escenas hay una tercera en la cual se aprecia un barco que viene a representar a la propia Orden de la Merced, como nos indica la aparición en sus velas de las dos partes que componen el escudo mercedario, la cruz roja sobre fondo blanco, emblema de la catedral de Barcelona donde se fundó la Orden de la Merced, y las barras rojas y amarillas, emblema de la corona de Aragón, y que el propio rey Jaime I el Conquistador permitió usar a San Pedro Nolasco como emblema de su Orden y como indicador de que estaba bajo su protección.

    Seguramente, la intención del autor era representar la labor redentora que era la característica principal de esta Orden, mediante la representación de un barco, que simbolizaría a la propia Orden, y que además  reflejaba al mismo tiempo los múltiples viajes que los mercedarios realizaban a tierras de Argel para liberar cautivos y propagar la fe cristiana.

    Hoy se pueden admirar todas estas representaciones durante el mes de mayo, mes dedicado a la Virgen durante el cual todas las tardes están abiertas las puertas de este camarín para la realización del besapiés en honor a la Virgen de las Mercedes,  así como durante las ferias y fiestas de Herencia.

Claro Manuel Fdez-Caballero

Ldo. en Historia del Arte.


1 ALONSO AGUADO, Mario: «Notas histórico-artísticas acerca de la imagen de la Virgen de la Merced de Herencia (Ciudad Real)»  en Boletín de la provincia de Castilla. Madrid, 2000, p. 75.

2 La Orden de la Merced. Espíritu y Vida. Roma Instituto Histórico de la Orden de la Merced, 1986, pp. 147-150.

3 Ibíd., pp. 157-162.

 

 

 

 

CONVENTO NTRA. SRA. DE LA MERCED

Herencia (Ciudad-Real)