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Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos acudo, Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos. Madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén. |
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V. El Ángel del Señor anunció a María,
Oración: Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas
para que los que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la
Encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y Cruz seamos llevados
a la gloria de su Resurrección. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.
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Dios
te salve, María ; Santa
María, |
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Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No desoigas nuestras súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita.
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Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea: La pureza es virtud eminentemente positiva que hace grata a Dios a la persona que la vive. Es la virtud de la belleza, de la blancura del alma. Eleva al hombre hacia las cosas divinas. Espiritualiza y engrandece. Estos dos versos son una alabanza a María. Concebida sin mancha, siempre fue pura y limpia más que el sol ( ) Nadie como Ella vivió ni vivirá con tanta delicadeza la pureza. Pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza: La Virgen María es la obra maestra de la Creación. Ella es toda blancura, sin mancha posible. Reina de la luz, que no tiene menguantes como la luna, ni ocasos como el sol, sino siempre luz toda luz, sin mezcla de sombra de ninguna clase. Más que Ella sólo Dios. A Ti celestial Princesa, Virgen Sagrada, María: El alma se dirige a María, recordándole su realeza y su virginidad ( ) No se llama a María "la humilde, ni la obediente", aunque fue todo eso y modelo acabadísimo de todas las virtudes; en cambio se le dice "la Virgen" y parece que ya está dicho todo con llamarla así. Yo te ofrezco en este día alma, vida y corazón: es el ofrecimiento que el hombre hace de su ser a María, Madre nuestra por designio divino. Desde hoy, que es el primer día del resto de vida que a cada uno le queda, sin perder un instante más, ofrece el hombre aquello que más aprecia: el alma, con sus facultades, inteligencia y voluntad; su propia vida, regalo inmenso de Dios; y el corazón, para que la Virgen lo tome y le alcance la gracia de conservarlo limpio, y así gozar en la eternidad de la visión de Dios. Mírame con compasión: Es una petición de misericordia que hace el alma, con la seguridad de ser atendida por María, porque Ella es Madre, y la mejor de las madres, que siempre está pendiente de sus hijos y se compadece de ellos. No me dejes, Madre mía: Lleno de confianza en el poder y la bondad de Santa María y sabiendo que, como Madre buena, oye los ruegos de sus hijos, le suplica el alma con todo el fervor del corazón que no le deje de su mano, porque si Ella le deja se perderá para siempre. |
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Bendita
sea tu pureza |
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Madre
mía: Desde que amanece el día, bendíceme; |
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Madre
del Redentor, Virgen fecunda, |
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Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón. Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos. Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa alianza según lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen. |
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Lirio
frágil y esbelto tan fragante Si
peligros te cercan por doquiera Acude
a mí. Mi velo te cobija En
contra del demonio y sus Y
si las amarguras de la vida Mi
corazón de Madre siempre Mi
corazón de Madre es el Mi
corazón de Madre quiere darte Es
el Amigo Fiel que no abandona, Y
aunque todos te olviden, No
olvides pues su amor ni lo Y
con mi velo virginal cubierto, |
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Oh Virgen, Madre de Dios, yo me ofrezco como hijo vuestro, y a honra y gloria de vuestra pureza os ofrezco mis ojos, mis orejas, mi lengua, mis manos; en una palabra, todo mi cuerpo y alma; y os pido que me obtengáis la gracia de no cometer ningún pecado más. Amén. Madre, aquí tenéis a vuestro hijo. En Vos, madre dulcísima, he puesto mi confianza y nunca más quedaré confundido. Amén. |
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Madre
siempre fiel,
¡Y
siempre lo mantuviste!
Obténme, |
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Al
considerar el designio divino Madre
de la Solidaridad, |
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María, Madre mía, |
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Auxilio
de los pecadores |
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Santa
María, |
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¡Oh
Madre de misericordia! |
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V.
Alégrate, Reina del cielo; Oración.
Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor
Jesucristo, te has dignado dar la alegría al mundo, concédenos
que por su Madre, la Virgen María, alcancemos el goce de la vida
eterna. Por el mismo Cristo Nuestro Señor. |
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Reina del Cielo,
alégrate, aleluya, |
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Dios
te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra:
Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos,
gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora
abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y, después
de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de
tu vientre. ¡Oh clementísima! ¡oh piadosa! ¡oh
dulce Virgen María! V. Ruega por nosotros santa Madre de Dios, R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén. |
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Salve,
Reina de los Cielos |
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Dios
te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra:
Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos,
gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora
abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y, después
de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de
tu vientre. ¡Oh clementísima! ¡oh piadosa! ¡oh
dulce Virgen María! V. Ruega por nosotros santa Madre de Dios, R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén. |
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La Virgen santa, grávida del Verbo, en alas del Espíritu camina; la Madre que lleva la Palabra, de amor movida, sale de vista. Y sienten las montañas silenciosas, y el mundo entero en sus entrañas vivas, que al paso de la Virgen ha llegado el anunciado gozo del Mesías. Alborozado Juan por su Señor, en el seno, feliz se regocija, y por nosotros rinde el homenaje y al Hijo santo da la bienvenida. Bendito en la morada sempiterna aquel que tu llevaste, Peregrina, aquel que con el Padre y el Espíritu, al bendecirte a ti nos bendecía. Amén. Dios todopoderoso, tu que inspiraste a la Virgen María, cuando llevaba en su seno a tu Hijo, el deseo de visitar a su prima Isabel, concédenos, te rogamos, que, dóciles al soplo del Espíritu, podamos, con María, cantar tus maravillas durante toda nuestra vida. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén. |
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1. "¡Mujer, ahí tienes a tu hijo!" (Jn 19, 26). Mientras
se acerca el final de este Año Jubilar, "¡Mujer, ahí tienes a tu hijo!". Al
encomendarte al Apóstol Juan, Tú
eres esplendor que no ensombrece la luz de Cristo, Hoy
la Iglesia, con la voz del Sucesor de Pedro, 2.
Son muchos los que, en este año de gracia, En
las Iglesias particulares esparcidas por el mundo Haz,
Madre, con tu intercesión, 3.
Hoy queremos confiarte el futuro que nos espera, Puede
usarlas para el bien, Hoy,
como nunca en el pasado, 4.
Por esto, Madre, como el Apóstol Juan, "¡Mujer,
aquí tienes a tus hijos!" Que
el Espíritu abra los corazones a la justicia y al amor, Te
encomendamos a todos los hombres, 5.
Oh Madre, que conoces los sufrimientos A
ti, aurora de la salvación, confiamos |
CONVENTO NTRA. SRA. DE LA MERCED
Herencia (Ciudad-Real)